El que copia a un copión… #T1 #4 #Creep

Hoy
Creep  Thom Yorke
The Air That I Breath  Albert Hammond
Get Free  Lana del Rey
No puedo vivir sin ti
Coque Malla, Luis Martín

Hoy traigo un culebrón con música, canciones, guerras de autoría, dineros y juicios.

Esa realidad inteligible, ese mundo de las ideas del que nos habla Platón, que tiene las características de ser inmaterial, eterno, ingenerado e indestructible, constituye el modelo de la otra realidad que él llama sensible, que es donde están las cosas y los autores componen las canciones. Surge la idea que, en su mundo, no es aún de nadie, y tú vas y compones una canción. Mira qué mala suerte que años antes alguien, otro autor, tuvo también ese momento glorioso y le vino la misma idea, sin más mérito y esfuerzo que ser el primero, qué tipo afortunado…

Este es el caso de Tom Yorke, un estudiante que estaba enamorado de una compañera pero, tímido él, no era capaz de decirle nada, la seguía a escondidas sin dejarse ver, sabiendo que iba a ser otro el que acabara disfrutando de los besos de su amada por no tener el valor suficiente, la confianza necesaria, en definitiva, por no creer en sí mismo, por sentirse una basura.

En la soledad de su habitación con su guitarra, con una progresión de acordes tristes que le vino a la cabeza desde el corazón, desde el mundo de las ideas platónicas, escribió la letra de lo que sería su primer éxito, abriendo su alma y contando cómo se sentía. Luego, con sus colegas Colin Greenwood, Jonathan Greenwood, Edward O’Brien y Philip Selway, en el local de ensayo le dieron forma a ese tema de Radiohead que todos conocemos desde 1992 como «Creep«.

Al principio a la discográfica no le gustó este tema por ser muy deprimente; y en eso coincidían con la banda, que tampoco le tenían en gran aprecio por ser demasiado comercial, así que pasó desapercibida tras su lanzamiento en el mercado inglés. Pero no siempre las cosas salen como uno quiere y, sin venir a cuento, empezó a ser un tema muy popular en los círculos underground de California, así que volvió a ser re-editada en Estados Unidos y así fue como alcanzó gran éxito.

Un día el gran autor gibraltareño Albert Hammond escuchó la canción y pensó: «¡Coño, esa canción es mía!». Demandó a Radiohead por plagio y ganó el juicio debido a la similitud con su tema The Air That I Breath que en 1973 convirtieron en éxito The Hollies. La sentencia sumó a Albert Hammond y Mike Hazlewood como autores de Creep.

Del mismo modo que las víctimas de maltrato tienen muchos boletos para convertirse en maltratadores, los chicos de Radiohead demandaron a Lana del Rey evidenciado su tema Get Free como plagio de su propio plagio, exigiéndole la totalidad de los derechos de la canción. Ignoramos qué habrá pensado Albert Hammond al respecto.

Todas estas canciones están basadas en cuatro acordes, que suenan en bucle, poco frecuentes en la música pop, lo que hace que rápidamente cuando los escuchamos parezca que estamos oyendo la misma canción.

Eso mismo nos pasa la primera vez que escuchamos No puedo vivir sin ti, tema que firman Coque Malla, Luis Martín, Luis García y Ricardo Moreno. Parece ser que el culebrón no está más que empezando y haciendo las delicias de los que disfrutan por primera vez cada una de estas canciones.

Me gusta pensar que cada uno de estos autores crearon su propia canción desde cero, pensándola como idea inédita, acaso aflorando de las inmensidades del subconsciente desde un oculto recuerdo sonoro escuchado no-sabes-bien-cuándo-ni-dónde-ni-en-qué-estado como expresión personal de una vivencia, estado de ánimo o sentimiento, con una necesidad irrefrenable de ser compartido. Que de eso va la creación.

Hablando de la creación, parece ser que Stephen Hawking al final de sus días, contradiciendo su propia teoría de la génesis del universo por el big bang, sorprendió con la idea de que el universo no tiene por qué haber tenido un principio, sino que pudo haber estado ahí desde siempre y para siempre, aunque nuestra limitada inteligencia humana no consiga asimilar ese concepto. Esa misma idea ya la exponía yo a mis 14 años para salirme con la mía en las discusiones de adolescente repelente que mantenía con mis otros amigos friquis. Así que no me venga ahora Hawking de listo, que ya lo había pensado yo.

También es posible que este insigne científico ya fallecido no haya dicho nada de eso, que lo mismo lo he soñado, razón que no quita peso a mi teoría sobre el continuo temporal. En cualquier caso, yo lo pensé primero. Así que al César lo que es del César y adiós muy buenas, hasta el miércoles que viene!!!
Recuerda, en 4G Radio a partir de las 16:30h dentro de Vaya Tardecita.

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